lunes, 11 de enero de 2010
domingo, 13 de diciembre de 2009
EL Informe de Evaluación Neuropsicológica
El informe es una exposición meticulosa y precisa de lo observado en las entrevistas de evaluación, con la finalidad de transmitir al destinatario los resultados, conclusiones y sugerencias en base a los datos obtenidos y al análisis realizado, conforme a un marco teórico de referencia. El informe tiene diversos propósitos. En principio, permite llevar un registro del rendimiento y estado cognitivo del sujeto, el cual sirve tanto a laos fines clínicos como experimentales. Por otro lado, es una herramienta útil para guiar, en forma sistemática, la “devolución”. Finalmente, es el documento que se va a entregar al paciente o, en caso de que este haya sido derivado, al medico a cargo; por consiguiente, debe estar redactado en un lenguaje comprensible, con los términos técnicos, si los hubiere, acompañados de las explicaciones y fundamentos teóricos que le sustenten.
Estructura y contenido del informe:
El contenido del informe variara en razón al motivo por el cual fue solicitada la evaluación, diagnostico diferencial, seguimiento, investigación, plan de rehabilitación, etc.
Habitualmente se prefiere agrupar los resultados de acuerdo a las áreas involucradas (memoria, atención, lenguaje, etc.), lo que permite elaborar el perfil cognitivo del paciente, planificar estrategias de intervención y monitorear los cambios a lo largo del tiempo.
Existen dos tendencias con respecto de la cantidad de datos que deben incluirse en el informe neuropsicológico. Por un lado, están quienes piensan que lo fundamental es describir el rendimiento cognitivo, detallando el estado de cada una de las funciones evaluadas, pero sin mencionar los puntajes, salvo en aquellos casos que expresamente lo soliciten. Por otro lado, ciertos autores sostienen que a la importancia que adquiere la estandarización y normatización de las técnicas neuropsicológicas en el momento de programar la evaluación los puntajes resultan fundamentales y si debería incluirse. Sin embargo y teniendo en cuenta ambas tendencias, el informe consta de las siguientes secciones como regla:
1. Encabezamiento.- es la primera parte y habitualmente contiene:
Datos del paciente: nombre y apellido, edad y escolaridad.
Motivo de la evaluación y si hubo evaluaciones previas.
Nombre del examinador
2. Métodos: enumeración (y si fuera necesario la descripción) de los procedimientos o técnicas utilizadas.
3. Resultados: exposición ordenada y detallada de los datos obtenidos (de acuerdo a la lógica proveniente del marco teórico utilizado), a partir de las pruebas explicitadas en el punto anterior. En caso de ser una reevaluación, comparar los resultados con los previos.
4. Conclusiones: parte final del informe, en la que se resumen los hallazgos que surgen del análisis de los datos.
Es necesario recordar que la evaluación neuropsicológica colabora y/o corrobora el diagnostico, por lo que los resultados deben ser interpretados tanto en el contexto de la historia clínica como del examen neurológico. En el análisis de los resultados, es importante estudiar e incluir el funcionamiento basal (premórbido) del sujeto, a fin de poderlo comparar con el actual. En general para calcular la inteligencia premórbida se utilizan las capacidades mas resistentes y/o menos vulnerables a las disfunciones cognitivas, como las pruebas de vocabulario y de otras habilidades verbales relacionadas: test de lectura, sub-ítems verbales del WAIS, que nos van a indicar el nivel intelectual que alcanzo el sujeto. Se calcula entonces, a partir de la puntuación mas lata y se comparan con ella todas las demás puntuaciones obtenidas por el paciente. El informe, por lo tanto, debe incluir una opinión en lo que concierne a:
1. El estado cognitivo actual representa una declinación respecto a un nivel anterior.
2. Los elementos que puedan colaborar a esclarecer si esta declinación responde a factores orgánicos, funcionales o emocionales
3. El impacto de las alteraciones en las actividades de la vida diaria.
BIBLIOGRAFIA:
Extraído del libro “Evaluación Neuropsicológica” (2008). Debora I., Marina A., Drake y Paula Harris. Buenos Aires: Argentina. Editorial: Paídos.
jueves, 10 de diciembre de 2009
ATENCION AL PACIENTE GRAVE DESDE UNA PERSPECTIVA PSICOLOGICA
El entorno peculiar de las unidades de cuidados intensivos (UCI) que llega a resultar habitual para su personal de servicio, se revierte en miedo, ansiedad, depresión, trastornos del ritmo sueño-vigilia y en última instancia desorientación y agitación entre el 30 y 70% de los enfermos que son admitidos en las mismas.
Estas expresiones patológicas del estado psíquico pueden ocurrir si consideramos que, en estas unidades, el paciente se encuentra sometido a situaciones que condicionan la pérdida de su autonomía haciéndolo dependiente, de manera casi absoluta del equipo de salud, y por otra parte lo limitan de la compañía de sus familiares, de su ambiente habitual debiendo intimar con personas que le son desconocidas hasta el momento del ingreso.
Los pacientes con estas alteraciones psíquicas adicionan un nuevo problema que repercute de forma importante en su recuperación llegándose a comprometer algunas funciones vitales, por lo que en los retos de la medicina intensiva se hace cada vez más frecuente la atención psicológica al paciente crítico.
La vigilancia de la esfera psíquica para la detección precoz de sus alteraciones debe ser práctica habitual en las UCI.
La organización de la atención psicológica se dirige a tres vertientes fundamentales.
a) Paciente en situación de amenaza vital.
b) Personal asistencial
c) Acompañante y familiar del grave.
a) El paciente en situación de amenaza vital.
Los pacientes admitidos en las UCI están sometidos a estrés por motivos muy diversos considerándose entre ellos los factores intrapersonales, interpersonales y extrapersonales.
Los factores intrapersonales estan dados por la frustación ante la restricción de la actividad, los abordajes venosos periféricos o centrales, drenajes, la toma de conciencia ante la restricción expóntanea entre otros aspectos en el orden fisiológico, mientras que en los psicosociales y culturales más importantes se encuentran las explicaciones insuficientes y la mala interpretación de las actuaciones médicas así como la incapacidad para cooperar activamente en el tratamiento.
Los factores interpersonales se relacionan con el recibimiento por parte del paciente de incoherentes explicaciones, incapacidad para comunicarse, pérdida de confianza y críticas al cuidado de la enfermera.
El paciente crítico habla frecuentemente de sí mismo, pero difícilmente verbalice sus preocupaciones, deseos, fracasos, amenazas y decepciones de mayor compromiso emocional cambiando de manera radical la idea que hasta ese momento ha tenido sobre su futuro.
El estilo de enfrentamiento del enfermo a su situación depende en gran medida de cómo se produzca la comunicación con el personal médico deduciéndose aquí la importancia de ese acto.
Varios estudios confirman el hecho de que se hace más daño callando la información que comunicándola. Los pacientes que sienten que no se les ha dicho lo suficiente, a menudo sufren un sentimiento de inseguridad debido no tanto a la limitación respecto a su diagnóstico y pronóstico, como por falta de información acerca de lo que puede suceder en un futuro inmediato.
La decisión de callarse el diagnóstico no hace desaparecer la enfermedad. Es ésta y no la desagradable experiencia de ser informado lo que va a consternar al enfermo.Lo que resulta dilemático es cómo brindar dicha información.
El derecho a la verdad es reivindicado como un derecho fundamental de la persona y es expresión del respeto que se le debe. Negando la verdad al enfermo grave se le impide vivir como protagonista de una fase trascendental de su vida.
Decir la verdad a un paciente no siempre resulta fácil. Esto no significa que sea necesario mentir, sino que no es siempre necesario y en cualquier lugar decir la verdad, sin importar como se diga. Se puede permanecer callado, no decir nada pero nunca mentir. La perspectiva de un fin próximo puede constituir una etapa de crecimiento. En la conciencia de la muerte se pueden tomar decisiones importantes (legales, económicas, humanas), establecer diálogos esenciales con el cónyuge, los hijos, los amigos, aplazados por toda una vida y constituyen momentos de una espiritualidad particularmente intensa.
En los jóvenes las regularidades del desarrollo de su personalidad se caracterizan por una estructuración de su proyecto de vida y considerar entonces la posibilidad de la muerte se acompaña regularmente de ansiedad, miedo, agitación y en ocasiones de acciones suicidas, en un segundo momento estas crisis pueden sustituirse por la conformidad o inevitabilidad de la muerte matizada por apatía y plena indiferencia hacia lo circundante.
Por otra parte las manifestaciones vivenciales están en íntima relación con la estructuración personológica.
Además de estos factores existen otros a consecuencia de las características del espacio donde se encuentran ingresados; es decir el entorno.Tanto el exceso como la monotonía de estímulos produce una búsqueda del sujeto de estimulaciones alternativas que activan el sistema reticular. Las alteraciones sensoperceptivas derivadas de estas situaciones pueden producir manifestaciones en las personas tales como la desorientación en tiempo, espacio, persona, confución aguda, riesgo de violencia hacia sí mismo o contra los demás, riesgo de traumatismos, irritabilidad y estrechamiento perceptivo, etc.
b) Personal asistencial en la atención al paciente grave.
Las unidades de medicina intensiva han sido consideradas como un entorno de fuerte estrés psicológico, pues el cuidado del paciente grave está a menudo relacionado con la emergencia, decisiones difíciles, frecuentes fallecimientos, atmósfera ruidosa y dilemas éticos.
La literatura muestra trabajos relacionados con esta problemática en el personal de enfermería, sin embargo son muy escasos los referentes a los médicos intensivistas. En los últimos tiempos se ha descrito como el evento más comprometedor el derivado del cansancio a que están expuestos estos profesionales que puede conducirlos a sentirse quemados, el llamado burning-out síndrome, motivado por varias circunstancias, destacándose las siguientes:
1. Las características de los pacientes que van a ser atendidos, cuyo estado grave va unido a estrés o sobrecarga emocional, representativo por un lado del escaso margen de tiempo del que se dispone para la actuación diagnóstica y terapéutica.
2. El trabajo irregular e inesperado, apenas sujeto a programación, en que se mezclan períodos de calma con situaciones de gran tensión.
3. El ámbito donde se desarrolla su actuación con personal en el equipo no entrenado.
4. La escasa disponibilidad de medios adecuados a su alcance.
5. La falta de reconocimiento de la especialidad por parte de otros especialistas del ámbito hospitalario.
6. Escaso reconocimiento social del quehacer profesional del intensivista.
7. La atención continuada asistencial a los pacientes graves lleva a situaciones de deprivación de sueño y de descanso con escaso tiempo para dedicar a otras actividades docentes y de investigación.
8. Las vivencias frecuentes ante la muerte.
9. Escasa formación en situaciones en que se deben tomar decisiones éticas.
10. Formación compleja y amplia a nivel teórico y en habilidades técnicas unido al rápido avance de la medicina.
11. Sentimientos de responsabilidad ante los familiares de los pacientes ingresados.
12. La no existencia de armonía en el equipo sanitario con una comunicación no totalmente fluida y organizada entre los profesionales implicados en el cuidado y tratamiento del paciente grave.
13. La presión asistencial con mayor demanda que oferta a nivel de recursos (es decir, el concepto de la última cama).
En la medicina de hoy muy tecnificada hay gran carencia de comunicación que también depende de la falta de tiempo, de la insuficiente formación en técnicas de comunicación en la enseñanza de pregrado. Sin embargo la vulnerabilidad y la inseguridad son factores que caracterizan a los enfermos que tienen amenazada su vida y ejercen una influencia significativa en el curso de su enfermedad. Una correcta relación médico enfermo puede atenuar el temor, la ansiedad y la incertidumbre que hacen tan vulnerables a estos enfermos. La falta de comunicación conduce al distanciamiento doloroso y alienación del paciente. No debe permitirse que con el aumento tecnológico de las opciones terapéuticas del médico se deje de utilizar la palabra (comunicación verbal), sus manos (comunicación no verbal) y su humanidad (empatía) en su relación con el enfermo, disminuyendo así su capacidad para curar o aliviar.
Por tanto el objetivo es: no más mentiras piadosas sino formas más piadosas de decir la verdad que permita al enfermo grave actuar con protagonismo en esta etapa de su vida.
Este proceso de comunicación es individualizado pero se hace necesario considerar algunos elementos que nos orienten para diseñar estrategias de soporte a la hora de intercambiar con el paciente.
1. Estructura psicológica de la personalidad premórbida del paciente. En este sentido resulta imprescindible conocer los estilos de enfrentamiento del enfermo ante situaciones de compromiso vital y las reacciones emotivo-afectivas que han provocado, previendo así las posibles respuestas del paciente ante el proceso de intercambio con su médico de asistencia. Es muy importante resaltar el valor que tiene la familia pues en alguna medida la relación del paciente dependerá también de las características de la dinámica en que esté insertado.
2. Gravedad de la enfermedad. Al médico le resultará más fácil establecer el proceso comunicativo con su paciente en cuanto más posibilidades de recuperación tenga el mismo. También varía la comunicación con el paciente en virtud de los cambios que se producen en la situación psicológica de este en la medida en que aparecen los primeros síntomas de la enfermedad, cuando aparecen las complicaciones o cuando se toma conciencia de que existen escasas posibilidades de recuperación.
3. Edad. Son marcadas las diferencias que existen en la comunicación que se establece con un anciano portador de una patología grave, pues en nuestra cultura la vejez de por sí se percibe como una enfermedad. Lo contrario sucede con pacientes jóvenes que por el hecho mismo de ser jóvenes se intentarán tratamientos más agresivos y por lo tanto se hace necesario extendernos más en la información pues resulta de vital importancia la participación activa del mismo en el proceso terapéutico aprovechándose toda su potencialidad psicofísica.
4. Reacción emocional ante la parte enferma: este elemento es muy importante considerarlo fundamentalmente en pacientes politraumatizados que requieren con mucha frecuencia de las atenciones de las UCI. Algunas partes del cuerpo tienen un importante significado simbólico, por ejemplo: el rostro, los genitales y considerando las características de nuestra cultura debemos presuponer que no todo el mundo adopta una posición consecuente cuando se le da a elegir la cantidad sobre la calidad de su vida. Muy relacionado con esto se encuentra entonces el tipo de tratamiento que se va a realizar el cual mientras más mutilante sea nos obligará a ser más explícitos en la información que se brinde. En similar situación nos encontramos ante los efectos secundarios en determinados tratamientos.Al paciente si su estado lo permite se le debe explicar previamente el por qué de estas conductas, en su mayoría desagradables.
5. Rol social: es pertinente tener en cuenta el papel que socialmente desempeña el paciente, sus proyectos de vida, perspectivas futuras, para preguntarnos el efecto que puede tener en él no disponer de la información necesaria que le provoque incertidumbre respecto a su futuro y el de su familia.
c) La familia del paciente grave.
Cuando la familia llega al servicio de cuidados intensivos lo hace con inestabilidad en su dinámica emocional, primero porque uno de sus miembros ha enfermado con peligro inminente para la vida y porque la organización de los servicios médicos con la que entra en contacto le impone respeto y puede que en ocasiones miedo pues la atemoriza el desconocimiento de los procederes médicos que limitan su autonomía.
Enfrenta la familia una crisis caracterizada por:
1. Estrés, ansiedad, temor, incredulidad y desasosiego.
2. Cambios en la distribución de roles en el seno familiar.
3. Trabas burocráticas existentes en el sistema de salud.
4. Desinformación.
5. Limitaciones en la comunicación con su familiar.
Es importante considerar que al perder la familia su equilibrio y funcionabilidad esto puede repercutir en el enfermo por tanto es tarea del personal asistencial ayudarla a conducirse con la autonomía típica del sistema que constituye para ayudar así a su paciente.
Una frase, una palabra, incluso formas de comunicación no verbal pueden disminuir los niveles de ansiedad de una familia.
Cuando se ignoran estas consideraciones en la familia, se puede producir reacción de cólera:
- Contra el enfermo: se consideran causas reales o imaginarias de la enfermedad; el abandono a la familia (en caso de muerte); por los asuntos pendientes; por haber introducido con la enfermedad la desgracia en el círculo familiar.
- Contra otros familiares: en razón de viejas heridas; sentimientos de culpa (por ejemplo en caso de un accidente; familiares y amigos que al extenderse en el tiempo la enfermedad van abandonando paulatinamente al paciente).
- Contra los profesionales de la salud: contra decisiones tomadas, contra la incapacidad o limitaciones de las ciencias médicas para curar a su familiar; por anunciar malas noticias; por tener el control de la situación; dificultades en la comunicación (escasa capacidad de escucha, falta de sensibilidad, indiferencia).
- Contra el “mensajero” que anuncia las malas noticias.
- En razón de su pérdida de influencia sobre la situación teniendo de ahora en lo adelante el poder los médicos y los enfermeros.
- A causa de un déficit de comunicación (falta de escucha, frialdad, falta de sensibilidad, indiferencia).
- Contra fuerzas exteriores o el azar.
- Cólera contra el lugar del trabajo a la profesión del enfermo, justificado o no.
- Contra Dios, contra su abandono.
Sucede con mucha frecuencia que los familiares acostumbrados a abordar el problema suponiendo que en su familiar paciente ignora la gravedad de su estado y lo reservado de su pronóstico por lo que hay que evitar que se entere de cualquier manera posible solicitan del médico su solidaridad en la conspiración del silencio que establecen en relación a su familiar. Cuando el médico se hace partícipe se establece entre él y su paciente una incomunicación. Por tanto el médico debe enfrentar la negativa familiar y llevarlos a reflexionar de lo importante que resulta compartir la verdad para reducir de manera importante los niveles de tensión, ál menos podemos mantener la promesa y la esperanza que trasmite la seguridad que su familiar no será desatendido.
Todos estos elementos entran en análisis cuando se realiza la evaluación y el diagnóstico de la dinámica familiar. Este diagnóstico debe ser rápido, dinámico, certero, causal, longitudinal y evolutivo para la regulación del sistema de acompañantes.
Para los pacientes que se encuentran en las UCI, el acompañante cumple una función muy importante desde el punto de vista afectivo. Este familiar debe evaluarse teniendo en cuenta:
- Niveles de estados patológicos (ansiedad y depresión).
- Antecedentes de la relación comunicativa afectiva con el paciente y caracteristicas de la dinámica familiar.
El personal asistencial debe orientar a la familia antes de pasar a ver a su familiar en relación a normas comunicativas con el mismo. Dichas normas son fáciles de cumplir y deben estar encaminadas a:
Ø Procurar no fatigar al familiar insistiendo en preguntas sobre su estado de salud.
Ø Hablarle siempre con términos positivos y de confianza, contener sus emociones, no expresando pena en presencia de él.
Ø Intentar orientar a la familia sobre el día y la hora así como de los sucesos que le hagan estar en contacto y unido a su entorno familiar, pues con frecuencia los pacientes se desorientan.
Ø No se le debe hablar de problemas ni de preocupaciones, la angustía, el estrés y la depresión pueden alargar la estancia en la unidad e incluso empeorar el cuadro.
Ø Unifique sus criterios en lo posible con el personal sanitario, pues la meta es común: la curación del enfermo.
Bibliografía.
1. De la Torre Prados MV, AlcAntara AG, Mérida de la Torre F, Morell Ocaña M, Daga Ruíz D, Ruíz de Fresno L. Perfil psicológico, respuesta cardiovascular y endocrinometabólica del profesional facultativo en el área de medicina intensiva 1998; 22 (5):229-38.
2. Blasco J, Huet J. Es estresante la unidad de cuidados intensivos para el intensivista. Med Intensiva 1998; 22(5):226-8.
domingo, 6 de diciembre de 2009
Crisis Familiares Y Trastorno Adaptativo
Definición: “Crisis es un estado de cosas en el que es inminente un cambio decisivo en un sentido o en otro”
Webster describe distintos tipos de crisis
1. Crisis por desgracia inesperada
2. Crisis de desarrollo
3. Crisis estructurales
4. Crisis de desvalimiento
Desgracia inesperada
. Estrés precipitante real, único, manifiesto e impredecible
. Surge de fuerzas ajenas al individuo y la familia
. Incendios, guerra, enfermedad, accidente, muerte, secuestro, enriquecimiento o ruina repentinos
Crisis de desarrollo
. Universales y previsibles
. Parte del ciclo vital
. Algunas son sutiles y graduales; otras, bruscas y dramáticas
. Unas corresponden a etapas biológicas; otras, a sociales
. Pueden representar cambios permanentes en la función de un miembro
. Nacimiento de un hijo, primera palabra, primer día de colegio, pubertad, primera experiencia sexual, graduación, matrimonio, crisis de edad media, “nido vacío”, jubilación, muerte.
. Al no prever la crisis, la persona que la experimenta puede sentirse aislada, confundida o culpable y ver en ella algo malo o anormal
. Corresponden a transiciones normales
. La familia tiende a demorar, evitar e incluso castigar el cambio
. El problema se produce cuando la familia trata de impedir la crisis en lugar de definirla y adaptarse a ella
Gran crisis: cuando la estructura de la familia es incapaz de incorporar el nuevo estadio del desarrollo
Crisis estructurales
. Defecto en estructura familiar la hace resistente al cambio y propensa a sufrir exacerbaciones de conflictos
. Puede confundirse con las dos crisis anteriores
. Diagnóstico diferencial: historia de recurrencia de la misma crisis ante distintos factores estresares
Crisis de desvalimiento
. En familias con uno o más miembros disfuncionales o dependientes
. Mantiene amarrada a la familia con sus exigencias de cuidado y atención
. Esta crisis sucede cuando hay ayuda externa y ésta falla
. Es mayor cuando la ayuda es más difícil de reemplazar
. Enfermedad física o mental reciente y aún no aceptada
Trastorno Adaptativo.-
Definición: Respuesta de intensidad patológica que se presenta frente a un acontecimiento estresante identificable, que sobrepasa la capacidad de adaptación del individuo para su edad.
. Principal causa de consulta en todos los grupos etáreos.
. El médico general y el pediatra cumplen un rol fundamental en el diagnóstico y tratamiento.
El evento estresor puede ser:
1. Crisis normativas: Ingreso colegio, nacimiento hermano, fallecimiento abuelos etc.
2. Crisis no normativas: Separación, enfermedad crónica, maltrato, disfunción familiar, accidente. etc.
Epidemiología
. Presente en todas las edades.
.Existen pocos estudios.
. Prevalencia variable según población estudiada. (1998 Hospital RR Carro en Argentina) 25,6% hombres y 27,5% en mujeres.
Cuadro clínico
. Los síntomas se inician dentro de los 3 primeros meses posteriores al evento.
. Formas de presentación variadas, generalmente coexistencia de síntomas ansiosos, depresivos, conductuales y somáticos.
. Generalmente los niños que cursan con esta patología presentan un desarrollo psicológico normal.
DSM IV Define 6 subtipos:
1. Con ánimo depresivo.
2. Con síntomas ansiosos.
3. Con síntomas ansioso-depresivos (mixto).
4. Con trastorno del comportamiento.
5. Mixto: con alteraciones emociones y del comportamiento.
6. No especificado.
Diagnóstico diferencial
· Reacción normal a situaciones estresantes.
· Duelo normal.
· Trastorno por estrés postraumático.
· Trastorno por estrés agudo.
· Trastornos depresivos y ansiosos.
· Trastornos de conducta.
· Descompensación de los Trastornos del desarrollo de la personalidad.
Tratamiento.-
Psicoterapia individual.
. Relación cálida, acogedora y afectuosa.
. Según la edad se puede trabajar en base a Dibujos, juego, interacción verbal.
. Ayudar al niño a establecer una relación temporal, entre la situación x y los síntomas.
. Facilitar y contener la expresión emocional del niño o adolescente respecto a la situación.
. Legitimar y aceptar sentimientos de rabia, temor y tristeza.
. Trabajar la culpa: Rechazarla o asumirla en forma realista.
Psico-educación a los padres.
. Informar sobre la normalidad de la expresión de sentimientos.
. Actitud de los padres debe ser de aceptación y modelación de los sentimientos.
. Evitar actitudes que mantengan o refuercen los síntomas.
Tratamiento Farmacológico
Uso poco frecuente.
Indicado sólo cuando los síntomas son muy intensos.
Se usan principalmente ansiolíticos y antidepresivos
Para manejo de:
. Ansiedad elevada.
. Insomnio.
. Síntomas depresivos.
Usar la menor dosis de ansiolíticos por el menor tiempo posible.
Bibliografía
1. Covarrubias, Edmundo. 1999. Terapias de Duelo. En: Los Puentes entre el Duelo y la Esperanza. Editor Lister Rossel. Chile.
2. Pittman, Frank. 1990. Momentos decisivos Tratamiento de familias en situaciones de crisis. Editorial Paidos, Buenos Aires, Argentina.
3. Jaes Falicov, Celia. 1988. Transiciones de la familia Continuidad y cambio en el ciclo de la vida. Amorrortu Editore, Buenos Aires, Argentina.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Saludos de Visión Psicológica
lunes, 2 de noviembre de 2009
LAS APRAXIAS
Apraxia es la dificultad e imposibilidad de realizar correctamente movimientos proposicionales aprendidos (praxias) como consecuencia de una lesión cerebral y en ausencia de trastornos elementales sensorio motores, alteraciones perceptivas o de comprensión del lenguaje. Esto se nota en la dificultad para producir gestos previamente ya aprendidos.
Lo que entendemos por gesto, son los movimientos que manifiestan algún tipo de comunicación que se dan generalmente en una situación en donde emplea el lenguaje. Estos gestos pueden ser clasificados en:
a) Transitivos con objeto: son aquellos que se realizan sobre el propio cuerpo o el mundo externo y que involucran la utilización de objetos o herramientas (peinarse, usar el martillo y clavo, encender un cerillo, etc.).
b) Transitivos sin objeto: son gestos de utilización de herramientas, pero realizadas sin el objeto. Se les denomina también pantomimas, un ejemplo claro de esto es simular cosas cotidianas.
c) Intransitivos: son gestos simbólicos que no requieren objeto alguno (como el persinarse, saludar con la mano, hacer la venia, etc.).
Realizar una evaluación sistémica de la apraxia requiere:
a) Identificar su presencia.
b) Clasificar la naturaleza del déficit práxico según los errores cometidos por el paciente.
c) A partir de estos datos el método subyacente del déficit teniendo en cuenta el modelo utilizado.
Liepmann (1900) fue el primero en investigar formalmente la apraxia y proponer un modelo explicativo; estos aportes son usados en la actualidad, en este sentido el autor explica tres cuadros clínicos:
- La apraxia ideatoria: es el resultado de la perdida de las formulas del movimiento (el paciente pierde la idea del movimiento). Se produce un desorden del plan ideacional de la acción y se manifiesta a través de la falla en el uso de objetos cuando debe realizarse una secuencia compleja de actos. Los pacientes con esta afección presentan dificultades para la realización de gestos transitivos con y sin objeto y para los intransitivos, tanto a la orden verbal como a la imitación.
- La apraxia ideomotora: se debe a la desconexión entre dichas formulas y los patrones inervatorios (imposibilidad de traducir la idea global del moviendo en un programa motor preciso). Existen básicamente dos tipos de apraxia ideomotora (en sujetos diestros):
- Por lesión del hemisferio cerebral izquierdo: en estos casos, los sujetos saben lo que tiene que hacer, pero no pueden ponerlo en práctica, pero cuando el objeto esta presente se facilita la tarea permitiendo su ejecución (buena realización de gestos transitivos con el objeto).
- Por lesión del cuerpo calloso: Los sujetos se caracterizan por una buena ejecución con el miembro superior derecho a la orden, a la imitación y con los objetos; mala ejecución con el miembro superior izquierdo a la orden, usan bien los objetos y en general tiene buena imitación. Se debe a un déficit en la transferencia interhemisférica.
- La apraxia mielocinetica: se debe a la pérdida de los patrones inervatorios (interfiere con la selección de las sinergias musculares necesarias para llevar a cabo el movimiento). La rapidez, la destreza y la delicadeza del movimiento están afectadas independientemente del grado de complejidad y automatización de los gestos involucrados. La afectación de los miembros es unilateral y contralateral a la lesión que asienta en la región promotora. Los pacientes con esta alteración presentan dificultades para realizar movimientos seriados, coordinados en secuencias (por ejemplo, golpear en la mesa puño, con el canto y con la palma de la mano sucesivamente), pueden realizar los movimientos aislados, sin poder coordinarlos en serie.
Para la evaluación de estos casos, algunos de los test neuropsicológicos ams usados son:
- El test de Boston (Goodglass y Kaplan, 1963)
- Evaluación cognitivas de las apraxias (Gonzáles Rothi Ochipa y Heilman, 1991. 1997)
- Batería del SKA (1996, 1997). “Evalúa el reconocimiento de gestos y la producción gestual.”
- Batería de Florida (Gonzáles Rothi et al., 1992, 1997)
BIBLIOGRAFIA:
. Burin, D.; Drake, M. & Harris, P. (2008). “Evaluación Neuropsicológica en adultos”. Editorial Paídos. Buenos Aires: Argentina.
. Gonzalez-Rothi, L., Raymer, A. & Heilman, K. (1997). “Limb praxis assessment”. Londres, Psychology Press.
domingo, 18 de octubre de 2009
FANTASIAS DIRIGIDAS
Cuando uno sueña por lo general tiene potestad y control sobre los actos que en su presente desea realizar, esto es claro indicador de la necesidad que posee de decir o hacer algo, no pudiendo hacer por algún bloqueo, introyecto impuesto, inseguridad, por el grado de valores que uno posee, etc.
En la psicoterapia gestáltica en especial usamos como recurso las fantasías en condiciones especiales, es decir que realizamos esto como si fuera un sueño en vigilia, eso exactamente es a lo que se le puede denominar una fantasía dirigida. Durante el trabajo de las fantasías dirigidas, se van creando situaciones que no se pueden relacionar con la propia existencia de manera conciente. Toda experiencia puede llegar a ser una fantasía dirigida, el terapeuta debe tener en claro que es lo que quiere lograr y específicamente que tema quiere aperturar al darse cuenta por parte del paciente.
En todos los trabajos de fantasías dirigidas es muy importante prestar atención a la postura del cuerpo del paciente, se debe tener en cuenta que esto no es una relajación, sino es la apertura a un darse cuenta muy profundo. Este tipo de técnicas puede realizarse en forma grupal o individual dependiendo del tema a tocar, antes de empezar se debe tener en consideración la comodidad de las personas que intervendrán en el trabajo, tratamos de que la luz y la temperatura sean confortables, tratamos de aislar todo ruido ajeno al trabajo y prevenimos el relajamiento muscular excesivo para evitar que la persona o personas se queden dormidas antes de iniciar la sesión.
A continuación daremos a conocer una de las formas de inicio y algunas otras variantes que pueden ser usadas en terapia:
Al comenzar puede usarse una variante de la relajación de Jacobson, enfatizando el “MI” para cada persona y generando el darse cuenta de cada parte especifica de su cuerpo, sensibilizar el cuerpo es la primera parte de este trabajo, teniendo cuidado de generar un estado de relajación que obligue a la persona a dormirse, o que de la misma forma genere somnolencia.
El encuentro con el niño que fui:
Voy caminando por un camino… Voy prestando atención a lo que me rodea… Voy mirando de derecha a izquierda registrando cuanto veo, oigo y siento… A veces, me detengo y miro hacia atrás… delante de mi a lo lejos veo que alguien se me aproxima, que no logro distinguir… Ahora veo que es una criatura… a medida que se va acercando me doy cuenta que es el niño que yo fui… Ya esta cerca de mi, veo su cara con toda claridad, su figura, su ropa… Tomo su manita entre las mías … Permanezco así un rato, le digo lo que siento y entiendo lo que siente…. Luego cuando sea suficiente para mi lo suelto y sigo mi camino a solas…
La tienda de juguetes:
Esta es una fantasía que muy frecuentemente combinamos con la anterior. Antes de separarme del niño que fui, entramos ambos a una tienda de juguetes… donde busco, no un juguete cualquiera, sino precisamente aquel… (No aclaramos si aquel representa al mas amado que nunca se logro poseer, o cualquiera otra interpretación que los receptores de este ejercicio prefieran hacer para satisfacer las necesidades de sus propias fantasías).
La subida a la montaña para el encuentro con las distintas edades mías:
Me encuentro en un sitio montañoso… apunto de iniciar una ascensión… Antes observo todo a mi alrededor… Registro cuanto puedo ver y sentir… miro y siento con todo detalle. Me doy cuenta de como estoy vestido, de lo que siento y comienzo mi ascensión… No es mágica, percibo mi esfuerzo… mientras voy subiendo encuentro a la persona que fui en una situación penosa… (No se da ninguna información, puede ser entendida como riesgo, desvalimiento, abandono, por los integrantes según el libre fluir de sus fantasías y sus experiencias vitales).
Yo actúo… de modo que tengo completa tranquilidad respecto de la criatura y continuo mi ascensión… de pronto alguien obstruye mi paso… se trata de mi propia persona, tal y cual soy ahora… y para poder continuar el viaje debe convencer a mi oponente de alguna forma… Finalmente llego a la cumbre y la persona anciana que buscaba al principio, al final soy yo con más años y naturalmente más sabia…
La Estatua:
Entro en una casa que no conozco, hay una penumbra suave en la que no consigo distinguir con claridad… Parece tratarse de algo así como una sala de exposiciones. Un grupo de personas rodea algo y hablan entre si… En el centro de ellas, hay una estatua muy iluminada. Me doy cuenta de que me representa. Ahora oigo los comentarios de toda la gente con claridad… Se refieren todos a la estatua que están observando… Yo también observo la estatua, me fijo en su tamaño, en el material de que esta hecha, en la postura que tiene, que cosa me gusta y que no me gusta, que me genera cada uno de ellas… Luego de que he hecho esto me alejo del grupo y me quedo en la suave penumbra viviendo la sensación con la que me dejo observarme a mi mismo y escuchar los comentarios de los demás.
Bibliografía:
. Zwillinger, J. (1993). “Atención. Aquí y ahora”. Editorial Abadon. Buenos Aires: Argentina.
domingo, 11 de octubre de 2009
Conferencias en Psicología Social y Comunitaria "Perspectivas para el cambio".
organizadora de la tercera edición del Ciclo de Conferencias en Psicología Social y Comunitaria "Perspectivas para el cambio".
en el ámbito de la Psicología Social, busca convertirse en un espacio de intercambio cultural entre profesionales estudiosos de la conducta humana y de su entorno social.
Te invitamos a participar con su asistencia, a realizarse los días 21, 22 y 23 de octubre del presente en el Auditorio de la Facultad de Administración - ANEXO 08.
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VISIÓN PSICOLÓGICA
miércoles, 7 de octubre de 2009
Trastornos de las emociones en la Segunda Infancia
1.1 Miedo
Es una respuesta emocional normal ante situaciones que implican peligro para el sujeto. Es una respuesta diferenciada ante un objeto o situación específica. Es un fenómeno evolutivo y transitorio.
EL miedo en la segunda infancia
Cuando la ansiedad remite a estímulos específicos, se habla propiamente de miedo. La mayoría de los niños experimentan muchos temores leves, transitorios y asociados a una determinada edad que se superan espontáneamente en el curso del desarrollo.
El miedo constituye un primitivo sistema de alarma que ayuda al niño a evitar situaciones potencialmente peligrosas. El miedo a la separación es la primera línea de defensa; si se rompe ésta, entonces entran en acción los miedos a los animales y a los daños físicos. Desde esta perspectiva, los miedos son respuestas instintivas y universales, sin aprendizaje previo, que tienen por objetivo proteger a los niños de diferentes peligros.
1.2. Fobia
Es una forma especial de miedo y reacción desproporcionada, irracional, fuera de control voluntario del sujeto, implica respuestas de evitación de la situación u objeto fobizado y es persistente en el tiempo.
1.2.1 Fobias en los niños
Cuando los miedos infantiles dejan de ser transitorios hablamos de fobias. Las fobias son una forma especial de miedo. Las fobias infantiles suelen aparecer con más frecuencia entre los 4 y 8 años.
Las fobias de los niños están ligadas al temor injustificado y no razonable ante objetos, seres o situaciones del cual el sujeto reconoce lo ilógico, pero lo dominan repetidamente; tiene como consecuencia una inhibición en el campo de la acción y a menudo, en el de la representación. La exposición del niño al objeto fóbico provoca casi invariablemente ansiedad. Para que se trate de un trastorno la ansiedad debe interferir en las actividades cotidianas del niño.
Tipos de fobia:
Fobia Social
Los criterios para diagnosticar este trastorno son:
- Marcado y persistente temor sobre uno o más aspectos del rendimiento social.
- Temor intenso a la crítica y humillación en público.
- Miedo a estar con personas diferentes a los amigos o familiares.
- La exposición a situaciones sociales casi siempre provoca ansiedad, predisponiendo, en algunos casos, a un ataque de pánico.
Los niños con fobia social presentan, con frecuencia, distintos grados de depresión, así como también poca confianza en sus habilidades y una fuerte tendencia a ser obstinados. .
- Fobia Específica.
Es el temor exagerado e irracional a un objeto o situación determinada (volar, contacto con animales, a las alturas, a los espacios cerrados, a la oscuridad, a los insectos, etc.) Constituye el trastorno fóbico más frecuente. En los niños, las Fobias Específicas más frecuentes son: A los animales, A irse a dormir, Fobia escolar, A la oscuridad.
. Miedo a la acción exterior por elementos insólitos; movimientos inesperados, oscuridad, perdidas de equilibrio, ruidos raros o excesivos
. Fobia a animales grandes o pequeños, por ejemplo, perros, caballos, ratas etc.
. Miedo a personas irreales, pero que guardan un considerable valor real puesto que han sido descritos como peligrosos y presentados bajo estructuras sobrenaturales (fantasma, brujas, etc.)
. Miedo a ser descubierto por la mirada de otro o manifestaciones de su propia persona (miedo a sonrojarse).
. Miedo a que una persona cercana pueda sufrir un accidente o a la muerte de esta persona.
. Temor a la oscuridad.
1.2.2 Comportamiento del niño fóbico
La actitud del niño frente a la fobia y el comportamiento del niño fóbico están íntimamente ligados. Cuando el niño se encuentra con frecuencia frente al objeto fóbico, puede presentar verdaderas reacciones de miedo con componentes neurovegetativos asociado al gasto tensional que esto lleva consigo, cuando no puede evitarlo, el niño reacciona con una huida de pánico que no hace más que acrecentar su tensión y que pude todavía aumentar su fijación fóbica y el temor a futuras situaciones equivalentes; a veces se puede permitir afrontar el objeto, pero a expensas de una fuerte angustia que podría traer consigo un sentimiento de debilidad o una de depresión.
En los niños, la ansiedad se expresa en forma de llanto, oposición, berrinches y una necesidad imperiosa de evitar la situación. A diferencia de los adultos, los niños no tienen porque reconocer lo irracional del miedo.
Los miedos constituyen un factor casi constante en el transcurso del desarrollo humano. La aparición de la ansiedad en los niños, lejos de constituir un rasgo patológico, indica una evolución en la que podemos observar la conciencia que el niño va adquiriendo acerca de su propia individualidad, de sus límites y de sus recursos.
En la segunda infancia, la naturaleza de los miedos es muy amplia; aparecen temores a: Animales, Monstruos, fantasmas y Situaciones de soledad.
A partir de los 7 años se presentan temores acerca del rendimiento escolar y deportivo, temores de tipo existencial y el miedo a la muerte.
Los temores descriptos disminuyen o desaparecen cuando el niño evoluciona de modo normal. Si esto no ocurre, es probable que nos encontremos frente a un Trastorno de Ansiedad.
4.3.1 Etiología de los trastornos de ansiedad en la segunda infancia
1.3.2 Clasificación de los trastornos de ansiedad.
- Trastorno de Ansiedad por Separación
Surge ante la separación real o la amenaza de separación de un adulto significativo (madre), lo cual genera ansiedad marcada.
Este trastorno se caracteriza por ansiedad excesiva e inapropiada para el nivel de desarrollo del niño, referente a su separación respecto del hogar o de las personas con quienes está vinculado.
Síntomas:
ü Preocupación excesiva y manifiesta en relación a la salud o seguridad de sus padres.
ü Miedo que algo terrible lo separe de las figuras significativas.
ü Miedo a estar solo.
ü Negativa a ir a la escuela.
ü Quejas somáticas cuando se anticipa la separación.
ü Crisis de angustia frente a la separación.
ü Insistencia en dormir con los padres.
ü El niño no acepta quedarse en el colegio.
Este trastorno se encuentra estrechamente ligado al Trastorno de Pánico. Estudios clínicos han determinado que la mitad de los niños con este trastorno presentan, además, otro trastorno de ansiedad y en un tercio de ellos encontramos, también, estados depresivos. Otros estudios sugieren que esta patología incrementa el riesgo de desarrollar Trastorno de Pánico y Agorafobia durante la niñez o la adultez (Moreau y Follet 1993).
- Trastorno de Pánico.
Los síntomas físicos y cognitivos son similares a los que ocurren en el adulto. Puede presentarse en forma inesperada y espontánea, pero en general aparece asociado a otros diagnósticos, especialmente a los de Ansiedad por Separación, Fobia Escolar y Agorafobia.
- Trastorno de rivalidad entre hermanos
Celos marcados con agresividad hacia el hermano generalmente más pequeño. La agresividad puede ser abierta o velada; comienza después o poco antes del nacimiento del hermano. El niño compite con el hermano por la atención de los padres. A veces se observan pequeñas regresiones o pérdida de capacidades ya adquiridas con comportamiento de bebé
- Trastorno De Ansiedad Generalizada.
En contraste con las fobias especificas, en este trastorno encontramos una excesiva preocupación y temor a diversas situaciones de la vida cotidiana. Es decir, que no está enfocado en una situación u objeto determinado. Los niños con este trastorno van cambiando, con el correr de las semanas, los focos de preocupación.
- Reocupación crónica y excesiva, difícil de controlar: Fatiga fácil, Quejas somáticas frecuentes.
- Mal humor.
- Berrinches frecuentes ante situaciones de cambio o que el niño pueda evaluar como peligrosas o insegura.
- Trastorno Obsesivo Compulsivo.
Las obsesiones son ideas permanentes, que irrumpen y asedian a quien las padece. Son difíciles de controlar y se acompañan de una sensación de malestar y ansiedad de la que el niño no puede desprenderse.
Llamamos compulsión a la necesidad de ejecutar una acción o tener un pensamiento con el objeto de aliviar la ansiedad o impedir que algo malo suceda (pensamiento mágico). Las obsesiones y compulsiones deterioran la vida social y escolar. Las compulsiones más frecuentes en los niños son:
- Lavado ritualizado de manos.
- Necesidad de repetir, chequear y contar.
- Rituales a la hora de dormir.
La edad de comienzo se sitúa alrededor de los 8 años. La mayoría de lo adultos con este trastorno refiere haberlo sufrido desde su infancia, sin que nadie notara que estaban sufriendo síntomas constitutivos de una patología.
. Ajuriaguerra, J. (1984). Manual de Psiquiatría Infantil. Barcelona. Masson. SA.
. Jiménez, M. (1997). Psicopatología infantil. Granada. Ediciones Aljiba.
. Livia, J. (2004). Epidemiología de Psicopatología Infantil en la población escolar de Lima. Tesis de Maestría. Lima. UNFV.