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sábado, 31 de mayo de 2008

"Juventud Libre De Tabaco"

El tabaco fumado en cigarrillos sigue ocupando el segundo lugar en el consumo de drogas en el Perú. Desde ya hace más de cincuenta años se reconoce su elevada toxicidad crónica y es la droga que causa mayor número de casos de enfermedad severa prevenible y muerte; es así que su uso por largo tiempo está asociado a enfermedades cardiovasculares con secuelas de infarto del miocardio y accidentes vasculares cerebrales; las secuelas respiratorias incluyen el enfisema y cáncer pulmonar.

El tabaco esta dejando de ser droga social en muchos ambientes y su uso legal viene siendo restringido, ya que está prohibido fumar en lugares públicos y hacer propaganda del tabaco durante el día. Sin embargo, la propaganda abierta y encubierta está dirigida al consumo precoz de los jóvenes y las mujeres, quienes vienen fumando cada vez más. El hecho que el consumo no produzca cambios importantes en el comportamiento y que la toxicidad se manifieste al cabo de varios años de uso intensivo lleva a que el comportamiento no se aprecie con facilidad el peligro de su uso y que se perciba como una sustancia “fácil de dejar”.

Por eso cada 31 de mayo se celebra el Día Mundial del No Fumador, fecha designada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1987 con la finalidad de incrementar el conocimiento público sobre el impacto que causa el Tabaquismo en la salud.

Se estima que hay más de 1.000 millones de fumadores en el mundo, aproximadamente un tercio de la población global de 15 años o más. Los datos sugieren que a nivel mundial, aproximadamente 47% de los hombres y 12% de las mujeres fuman.

Por lo general, la mayoría de estos fumadores saben que el tabaco es dañino y, quizás su organismo ya esté experimentando las consecuencias inmediatas de este hábito. Sin embargo, no dejan de fumar, pues les resulta muy difícil abandonar el cigarrillo, ya que sienten que los relaja y/o estimula.

A continuación se exponen los efectos del tabaco, tanto físicos como psicológicos.

EFECTOS FISICOS:
A nivel físico, la nicotina aumenta la frecuencia cardiaca, el ritmo respiratorio, la presión arterial y el flujo coronario. Durante la combustión del tabaco, algunos de sus elementos se transforman en monóxido de carbono, emisión venenosa que contribuye al surgimiento de enfermedades cardiacas. Cuando el monóxido de carbono entra al torrente sanguíneo, tiende a reemplazar el oxígeno contenido en las células rojas de la sangre formando carboxihemoglobina. En los fumadores, hasta el 10% de la hemoglobina total puede ser carboxihemoglobina, lo cual equivale a decir que sus tejidos reciben 10% menos de oxígeno.

A largo plazo el tabaquismo tiene diversos efectos sobre el sistema broncopulmonar, cardiovascular y digestivo. Las úlceras gástricas y duodenales son doblemente más comunes entre los fumadores. Las heridas de la piel pueden tardar más en sanar debido a que la nicotina reduce los niveles de vitamina C en el organismo. Además, el humo del cigarrillo produce inflamación en la mucosa del aparato respiratorio y aumento de la producción de una enzima llamada elastasa, que degrada la elastina, material constitutivo del pulmón al que se debe su capacidad de expandirse y contraerse. El hábito de fumar provoca que el tejido pulmonar pierda sus propiedades elásticas, aparentemente de manera irreversible, con la consecuente disminución en la capacidad pulmonar para ingresar oxígeno a la sangre.

Por ende la nicotina desencadena una serie de trastornos en todos los mecanismos del organismo y fundamentalmente en el área cardiocirculatoria. La suma de todos ellos culminará en una lesión cardiaca irreversible, infarto de miocardio o muerte súbita.

A nivel del aparato circulatorio la nicotina tendrá los siguientes efectos que detallamos con mayor profundidad:

- Taquicardia: elevación de 10 a 30 pulsaciones por minuto, que al cabo de los años son millones de latidos de más y un exceso de consumo de energía. Pueden aparecer palpitaciones.
- Arritmia: Es más frecuente entre los fumadores. Puede producir muerte súbita.
- Tensión arterial: La liberación hormonal produce una crisis hipertensiva. Una crisis por cada inhalación supone varios millones de choques hipertensivos sobre los vasos.
- Arteriosclerosis: Los componentes del cigarrillo favorecen su aparición, aumentando su incidencia en fumadores.
- Arteriosclerosis coronaria: Los no fumadores suelen tener un 40% de ateromas (alteraciones grasientas en las paredes arteriales) en sus vasos coronarios, mientras que en los fumadores de 20 cigarrillos aumenta al 80%.
- Lípidos sanguíneos: Aumentan las concentraciones de lípidos sanguíneos, favoreciendo la aparición de ateromas y la concentración de ácidos grasos en la sangre.
- Trombosis: Hay aumento de la adhesividad de las plaquetas, llevando al fumador a la trombosis coronaria.
- Isquemia cardiaca: No existen factores aislados en su génesis. Es la suma de todos las datos anteriores lo que conduce a la suspensión temporal o definitiva, y parcial o total de riego en una zona del corazón.
- Muerte súbita: Las crisis cardiacas con fallecimiento son cuatro veces más frecuentes entre los fumadores.
- Vasoconstricción periférica: La liberación de adrenalina cierra los vasos periféricos con caída de la temperatura cutánea y frialdad de las extremidades (manos y pies), pudiendo llegar a aparecer cuadros de gangrena.
- Cefalea: La nicotina y el monóxido de carbono son los responsables de la primera fase de vasoconstricción, que va seguida del vaso dilatación paralítica que produce el dolor de cabeza.


En el aparato respiratorio también causará como lo mencionamos anteriormente afecciones como:

- Bronquitis: Sobre el pulmón actúan las sustancias tóxicas del tabaco, produciendo una paralización de los cilios vibrátiles. Su paralización hace que no se efectúe su labor de "limpieza" hacia el exterior de sustancias que se introducen en el árbol respiratorio, provocándose infecciones en esa zona. Las sustancias irritantes producen una inflamación de la mucosa, que se defiende con una hipertensión de moco, el cual, al no poder eliminarse por la falta de cilios vibrátiles, se acumula en el bronquio, precisándose fuertes golpes de tos para eliminarlos. Asimismo, se altera la estructura bioquímica del mucus bronquial, siendo éste más espeso, más compacto y más difícil de eliminar. Esta es la base de un terreno ideal para la multiplicación y acantonamiento de los gérmenes, los que a su vez, provocan la agravación de la infección, la hipersecreción y la alteración del moco bronquial.
- Bronquitis crónica: Es la agravación de lo antes especificado, más una disminución de la elasticidad del tórax. Este se hace rígido, disminuye la capacidad de entrada del aire, aumenta la secreción y aparece la disnea o dificultad respiratoria, pudiendo ser tan difícil el respirar, que aparecen cuadros similares a la asfixia.
- Enfisema: La suma de las lesiones anteriores hace que la mucina taponee los bronquios delgados y los bronquiolos, obstruyendo el árbol bronquial. Al no poderse ventilar como es debido, se van distendiendo progresivamente por falta de elasticidad los músculos lisos pulmonares, acumulándose aire en su interior, llevando al fumador al enfisema. La capacidad pulmonar está disminuida y el volumen espirado es inferior a lo normal. El no fumador gasta el 5% de la energía en respirar; el enfisematoso llega a gastar el 80%; su vida queda limitada a la mera supervivencia del acto de la respiración. No puede hacer otra cosa.
- Cáncer de laringe: El Informe Terry nos indica que la frecuencia de su aparición es 5.4 veces superior entre los fumadores.
- Cáncer de pulmón: Aumenta en relación directa con el número de cigarrillos fumados, edad de inicio, cantidad de chupadas que se da al cigarrillo, costumbre de conservar el cigarrillo en la boca entre las chupadas, volver a encender cigarrillos apagados. Los grandes fumadores corren un riesgo de 15 a 30 veces más elevados que los no fumadores.

Así mismo el consumo del tabaco afectará al aparato Digestivo causando:

- Ptialismo: Aumento intenso de la secreción salival.
- Afecciones dentales: Sarro dentario, dientes amarillos, piorrea, aumento de infecciones, caries.
- Afecciones linguales: Dolor de lengua por la acción irritante de la nicotina y lengua saburral por las malas digestiones.
- Cáncer de labio y en la cavidad oral: Frecuencia superior a los no fumadores de 4.1 sobre 1.
- Cáncer de esófago: Frecuencia superior a los no fumadores de 3.4 sobre 1.
- Gastritis: En una primera fase, aparece gastritis con hiperacidez y ardor en el estómago. La medicación antiácida es menos efectiva que en los no fumadores. La cicatrización es dificultada por seguir fumando. Posteriormente aparece una gastritis tóxica con hipo acidez, exceso de moco gástrico y atrofia de los pliegues del estómago.
- Cáncer de páncreas: Entre los varones fumadores su aparición es de 2 a 5 veces más frecuente que en los no fumadores y en las mujeres en 1.9 veces más que en las no fumadoras.
- Dificultades en el metabolismo: La nicotina disminuye las contracciones de la pared gástrica, con lo que la sensación de hambre desaparece; la intoxicación tabáquica produce la pérdida del apetito; interfiere con la absorción de proteínas; causa insomnio; favorece la mala digestión: todo esto produce adelgazamiento. Por otro lado, los niveles de vitamina C en los fumadores son más bajos, aumentándose las enfermedades infecciosas.

En los últimos años se está evidenciando un aumento del consumo de tabaco en las mujeres. Además de los daños que produce el tabaco al ser humano, éste afecta particularmente a la mujer por su condición femenina: la mujer es más susceptible que el hombre ante los agentes tóxicos.

El cáncer de pulmón ha desplazado al cáncer de mama, como causa principal de muerte femenina por neoplasia. Asimismo, se ha comprobado en las fumadoras un aumento del doble de riesgo de contraer cáncer del cuello del útero.

Las mujeres que fuman y usan anticonceptivos orales están más expuestas a contraer enfermedades cardiovasculares. Ciertos estudios indican que fumar produce menopausia prematura y aumenta la frigidez y los trastornos menstruales.

Durante el embarazo: Fumar estando embarazada puede provocar parto prematuro; complicaciones del embarazo, parto y puerperio; aborto espontáneo y muerte fetal y perinatal. En promedio, los hijo de las fumadoras pesan al nacer hasta 420 gr. menos que los hijos de no fumadoras; por otro lado, disminuye la calidad y cantidad de la leche materna.

Hijos de madres fumadoras: En los hijos de madres fumadoras aumenta el riesgo a la muerte súbita, padecen en mayor proporción de enfermedades pleuropulmonares, infecciones respiratorias, menor rendimiento escolar, menor crecimiento pondoestatural y corren mayor riesgo de volverse fumadores precoces.

Reportes médicos calculan que en total ocasiona el 30% de todas las muertes producidas por el cáncer, el 30% de las enfermedades cardiovasculares, el 75% de las bronquitis crónicas y el 80% de los casos de enfisema; aunque de hecho, la Nueva Medicina ha comprobado ya que el cáncer tiene como origen un conflicto emocional que surge por sorpresa y es vivido en aislamiento, lo cual explicaría por qué no todos los fumadores sufren invariablemente de cáncer, a pesar de que tengan un buen caldo de cultivo para que se presente.



EFECTOS PSICOLÓGICOS:
Los efectos de la nicotina en el hombre dependen de la dosis, pudiendo comportarse como un estimulante o como un bloqueante de la transmisión nerviosa ganglionar. Como estimulante produce un aumento de la atención, mejora la memoria y disminuye la irritabilidad.

Debido a su capacidad adictógena, el fumador habitual tiende a mantener los niveles sanguíneos de nicotina relativamente constantes; cuando estos niveles disminuyen el fumador siente la necesidad de fumar. Si no la satisface puede llegar a desarrollar estados de irritabilidad, nerviosismo, falta de concentración, etc. Normalmente estos efectos remiten volviendo a fumar. Los fumadores afirman que fumar les tranquiliza, pero, sin menospreciar los efectos directos de la nicotina, lo que en realidad ocurre es que "no fumar" los irrita, tienen el "mono".

Por otra parte, fumar cigarrillos bajos en nicotina no solo es poco efectivo en la mayoría de los casos, sino que además puede perjudicar la salud en mayor grado. Cuando un fumador adquiere tabaco bajo en nicotina, nota una disminución de la cantidad habitual de nicotina que toma, por lo que inconscientemente tiende a fumar más para suplir la falta. En consecuencia, termina administrándose la misma cantidad de nicotina y una cantidad mucho mayor de productos nocivos derivados del humo del tabaco extra que se fuma.

A nivel mental, la nicotina facilita la concentración, activa la memoria y, hasta cierto punto, controla el aumento de peso al aumentar el gasto de energía. De la misma forma tiende a disminuir los sentidos del olfato y el gusto, y mantener al fumador ocupado en el acto de fumar en vez de comer.

A través de esta variedad de efectos centrales y periféricos la nicotina mejora el ánimo; disminuye la ansiedad, la respuesta a estímulos estresantes y la agresividad; mejora las funciones cognoscitivas y el desempeño personal, mejora el tiempo de reacción, vigilia y capacidad de procesar estímulos; igualmente disminuye el apetito por carbohidratos simples, mengua el deseo de comer inducido por estrés y aumenta la tasa metabólica en reposo, situación muy diferente a la anterior donde el deseo de comer es anulada por el deseo de fumar.

Cada persona además tiene sus consideraciones particulares respecto a las cosas que el tabaco “hace por ella”. Algunos creen que los inspira, otros creen que los acompaña, etc.

Estrategias psicológicas
El tratamiento psicológico del tabaquismo es eficaz, pese a ello, hay una serie de dificultades que está impidiendo su expansión. Como también señala Becoña (2003): "La intervención psicológica en el tabaquismo se está viendo mermada por la contundente promoción de productos farmacológicos para dejar de fumar, que incluso se anuncian en televisión, así como por el deseo que tienen muchos fumadores de dejar de fumar en una sola sesión, con una sola pastilla, con un procedimiento mágico, etc., cuando realmente estamos hablando de una adicción que cuesta mucho dejar, asociada a otros múltiples problemas físicos y psicopatológicos y, cuyo tratamiento es mucho más complejo del que a primera vista pudiésemos pensar". La otra dificultad es la escasa implantación de los profesionales de la Psicología en el Sistema Nacional de Salud, a lo que hay que añadirle, además, el obstáculo legal del no reconocimiento de la Psicología como profesión sanitaria.

Según los resultados de toda la investigación disponible, el mejor modo de dejar de fumar es mediante la aplicación de un programa psicológico multicomponente (Fernández, 1999). Estos programas psicológicos reciben el nombre de multicomponentes porque incluyen distintas técnicas de intervención terapéutica, es decir, varios componentes, de ahí el nombre de multi-componente, para las distintas fases por las que pasa un fumador en un programa especializado para dejar de fumar: preparación para dejar de fumar, abandono del consumo de cigarrillos y mantenimiento de la abstinencia (Secades, 2001)


La eficacia de la terapia de conducta en el tratamiento del tabaquismo es tan sólida y consistente que la American Psychiatric Association (1996) la recomienda como el tratamiento de elección especialmente para pacientes con problemas comportamentales, incluyendo aquellos con abuso y dependencia de otras sustancias psicoactivas, dado que estos pacientes "es más probable que se beneficien de la terapia de conducta debido a su alta incidencia de problemas psicosociales, pobres habilidades de afrontamiento y, a menudo, una historia pasada de beneficios con esta terapia".

A pesar de esta conclusión, indican que el problema fundamental de la terapia de conducta es que "aunque claramente efectiva, la terapia de conducta no está a menudo disponible para los pacientes o sólo está disponible intermitentemente, es costosa, y no está integrada dentro del sistema de cuidado de la salud". Tanto con el primer argumento como con el último estamos de acuerdo, justificado la mayoría de las veces por enormes intereses (ej., dinero de los laboratorios en promocionar procedimientos farmacológicos) (Gil, 1994) que impide su implantación en el sistema de salud (Ibáñez, 1990), pero en cuestión de costes no estamos de acuerdo. Un fumador con un tratamiento para dejar de fumar con chicles o parches de nicotina tiene que gastar alrededor de 250 €, sólo en terapia sustitutiva de nicotina, mientras que en la terapia de conducta el coste en material es muy reducido, en torno a 12 €. En ambos casos, a este coste hay que añadir el coste del terapeuta y el de otro personal. Cuando el tratamiento se aplica en grupo este es claramente más eficiente que a nivel individual.



Referencias:

± CEDRO (2006). Epidemiología de drogas en la población urbana peruana 2005-encuesta de hogares.
± Salvador, T. (1996). Tabaquismo. Madrid: Aguilar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El tabaco contiene muchas sustancias nocivas para la salud y creo que ya no nos debe sorprender sus consecuencias. El tabaco incrementa el riesgo de padecer alguna enfermedad cardiaca y también es un factor de riesgo en el desarrollo de la enfermedad del cáncer, enfisema pulmonar, asma, etc. Es mejor que cambiemos nuestro estilo de vida por el bien de nuestra salud


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