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lunes, 21 de julio de 2008

El adolescente y su mundo interno

El camino a la adolescencia esta marcada en general por una serie de conflictos. Los padres suelen entenderlo como una vuelta atrás en su desarrollo; esto es debido a que adoptan antiguas conductas que ya se creían haber solucionado, es un ejemplo de esto la irresponsabilidad, lo poco razonables y el egoísmo.

El adolescente esta inmerso en una serie de lucha afectiva en la que esta a punto de desligarse de sus padres para volcar su interés o su amor en otros adultos o compañeros de su mismo, u opuesto sexo. Esto le supone una situación ambivalente respecto a sus progenitores, ya que cuanto más ligado y dependiente se siente, más necesidad tiene de establecer una separación que le resulte, al mismo tiempo, difícil y penosa.

DUELO POR LA INFANCIA PERDIDA
La separación que tanto ansia el joven va acompañada algunas veces de sentimientos de confusión y soledad. El adolescente deberá dejar definitivamente algunos sueños infantiles, muy queridos y relegarlos al plano de la fantasía. Para poder avanzar a través de la adolescencia, el joven necesita organizar tanto sus impulsos como las funciones de su Yo. Este paso le permitirá alcanzar la independencia que desea a través de un proceso de diferenciación que dará como resultado un Yo mas seguro y estable.

Tanto las modificaciones corporales incontrolables como las exigencias externas hacen que el adolescente tenga que buscar nuevas pautas de convivencia sentidas, en un principio, como invasión. Esto le conducirá a retener logros infantiles (que es lo conocido por el), aunque, por otro lado, siente deseos de alcanzar un nuevo status. Semejante lucha ambivalente lo llevara a refugiarse en su turno interno a fin de reconectar con su pasado y, desde el enfrentarse al futuro. En esta dirección un mundo interno pleno de buenas imágenes parentales le ayudará a elaborar la crisis de adolescencia y los necesarios conflictos externos de este periodo.

El adolescente va modificándose lentamente, pues toda elaboración de dueño exige tiempo para ser buena y no convertirse en una negación maniaca. Esta elaboración consiste en una aceptación del rol que la pubertad le impone frente a las defensas, la finalidad de la infancia; pérdida que el adolescente debe aceptar por lo que atañe a su cuerpo y a sus padres.

Los caracteres sexuales secundarios le ponen ante la evidencia de su nuevo status. La aparición de la menstruación, en la niña y del semen en el varón es el testimonio del rol sexual que tendrán que asumir tanto en la unión con la pareja como en la procreación. Esto exige el abandono de la fantasía del doble sexo, implícita en todo ser humano como consecuencia de su bisexualidad básica. La actividad masturbatoria, tan intensa en esta época, tendrá dos finalidades: la descarga de las tensiones genitales y la negación omnipotente de que se dispone de un solo sexo. Por este motivo la masturbación deja siempre una angustia, por más que se logre la descarga de tensiones (aparte de los sentimientos de culpabilidad que puedan proceder de influencias educativas).

Como en todo impulso de crecimiento, existe también el temor ante lo nuevo; la maduración genital posibilita llevar a la práctica lo que hasta entonces solo era fantasía. Realizada a través del juego o de la masturbación. Se trata, en definitiva del miedo a abandonar una época en cuyo seno el joven se había sentido altamente protegido. El adolescente tímido o retraído, que no se integra fácilmente en el grupo de amigos, vera acentuados sus sentimientos de soledad al no poder contar con el factor de refuerzo que representa el grupo. También es duro `para los padres, especialmente si han dejado ya de sentirse jóvenes, la separación de sus hijos; esta representa para los padres un rechazo afectivo y la aparición de unas proyecciones inconscientes que les hace desear que su propia experiencia sirva para sus hijos, impidiéndoles tropezar donde ellos alguna vez lo hicieron un día.

No cabe duda que esta lenta separación del adolescente de sus padres y su entrada temerosa y desafiante en una nueva vida es una de las experiencias mas importantes y talvez mas difíciles, en la vida de las personas. Para llegar a ser el mismo, el muchacho tiene que dejar de ser por intermediación de sus padres y vivir experienciar y padecer de todo aquello que en un futuro ayudará a forjar y cimentar su personalidad.

BIBLIOGRAFIA:
. Extraído de: Consultor de Psicología Infantil y Juvenil. Grupo Editorial: Océano. Pág 62-66.

1 comentario:

Anónimo dijo...

gracias por usar vuestro tiempo para informar de forma tan valiosa a los q no estamos familiarizados con la sicologia adolescente.me quede tranquila al leer este articulo.pongo esta pagina en mis marcadores y os visitare periodicamente.de verdad gracias


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